lunes, 9 de enero de 2012

Encontrado en Teruel el fémur de dinosaurio más grande de Europa.

Los científicos de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel  localizaron el 23/09/2010   en uno de los yacimientos del municipio de Riodeva, un fémur completo de dinosaurio de 1,92 metros de longitud, el hueso de este tipo más grande hallado nunca en Europa.
Encontrado en Teruel el fémur de dinosaurio más grande de Europa
Imagen del fémur encontrado
 
 
Riodeva es un pequeño municipio turolense a 43 kilómetros de la capital, que, en sus 3.434 hectáreas de término municipal, aglutina nada menos que 52 áreas de excavación paleontológica con restos de dinosaurios documentados. En Riodeva se encontraron en 2003 restos del dinosaurio más grande hallado nunca en Europa, perteneciente a una especie a la que se le puso el nombre de Turiasauros. Ejemplares de esta especie han sido encontrados, desde que fue descubierto por los científicos de Teruel, en Asturias, Portugal, Francia y el Reino Unido.
Las lluvias de este verano, ha explicado el director de la Fundación Conjunto Paleontológico Teruel-Dinópolis, Luis Alcalá, sacaron a la luz un hueso que los investigadores no tenían identificado y, por tanto, se pidió autorización al Gobierno de Aragón para llevar a cabo una excavación de urgencia.

«Largo, largo, largo»

Cuando los científicos comenzaron el trabajo se encontraron con la sorpresa, ha destacado Alcalá, de que el hueso era «largo, largo, largo; nada más y nada menos que un fémur completo de 1,92 metros, junto a una tibia derecha de 1,25, 15 vértebras caudales, 11chevrones, un cúbito casi completo, 10 dientes y un fragmento de un cráneo».
Hay dos posibilidades: que los restos pertenezcan a un dinosaurio gigante de la misma especie de que el encontrado en 2003 o que pertenezcan a un tipo de animal distinto. En el primer caso, ha indicado, los restos encontrados este año complementarían los ya localizados y estudiados y se habría reunido prácticamente un esqueleto completo de un turiasaurus riodevensis, teniendo en cuenta de que se trata de dos individuos distintos en dos yacimientos diferentes.
Pero cabe la posibilidad de que se trate de otra especie, lo que para Alcalá también sería «otro notición», porque significaría que Teruel cuenta con otra especie de dinosaurio gigante. Desde el punto de vista de la investigación paleontológica, cualquiera de las dos opciones sería muy interesante, lo que da idea de la importancia de este hallazgo, han afirmado.
De los estudios y estimaciones realizados tras el hallazgo de 2003, se desprende que el fémur de aquel ejemplar podía medir 2,15 metros, con lo que es muy posible que el hueso encontrado este verano corresponda a un ejemplar de la misma especie. Pero los científicos, ha dicho Alcalá, se han dado cuenta de que este fémur, «que es precioso», es muy robusto, «mucho más robusto de lo que cabía esperar», y por eso no pueden determinar aún con certeza si corresponde a un ejemplar de turiasaurus riodeva.
El turiasaurus, conocido como «gigante europeo», era un comedor de plantas que pesaba en torno a las cuarenta toneladas y que superaba los treinta metros de longitud, datos que lo sitúan como uno de los mayores sauropódos de todo el planeta. Alcalá estima que es «inimaginable» lo que puede haber en el subsuelo de Riodeva, ya que de los 52 yacimientos paleontológicos, correspondientes al Jurásico Superior, sólo se ha excavado, en parte, en cinco, y se han encontrado cosas «espectaculares». Además de los huesos de dinosaurio gigante, restos de placas y pinchos de estegosaurios, ornitópodos, el diente de carnívoro más grande de España y uno de los más grandes de Europa y carnívoros de pequeño tamaño. «Maravillas que abren un enorme panorama de investigación para el futuro», ha asegurado Luis Alcalá.

Lucha titánica entre un cocodrilo gigante y la serpiente más grande del mundo hace 60 milones de años.

Lucha titánica entre un cocodrilo gigante y la serpiente más grande del mundo
 
El Acherontisuchus guajiraensis, de 60 millones de años (dcha.), con Titanoboa al fondo.
 
Parece una escena sacada de una película de monstruos de serie B, pero los paleontólogos creen que podría haber ocurrido en los ríos de Colombia hace 60 millones de años. Esta era la tierra de Titanoboa, la serpiente más grande del mundo, una gigantesca criatura de unos trece metros de largo -como un autobús-, y 1,25 toneladas de peso cuyos restos fosilizados aparecieron hace cuatro años en El Cerrejón, una de las mayores minas de carbón a cielo abierto del mundo. Pero este tremendo animal tenía compañía. Y era peligrosa. Investigadores de la Universidad de Florida publican en la revista Palaeontology el descubrimiento en la misma zona de una especie extinta, un pariente de los cocodrilos modernos de unos 6 metros de longitud que podría haber entablado cruentas batallas con Titanoboa. El hallazgo permitirá a los científicos conocer mejor la diversidad biológica en los antiguos ecosistemas de selva tropical.
Este viejo familiar de los cocodrilos, bautizado como Acherontisuchus guajiraensis por el río Acheron de la mitología griega, que es «el río del dolor», ya que vivía en un ancho río que desembocaba en el Caribe, tenía un hocico largo, estrecho y lleno de dientes puntiagudos, lo que indica una especialización en la caza de peces. De hecho, es el primer animal terrestre del Paleoceno, época inmediatamente posterior a la extinción masiva del final del Cretácico -que marca la desaparición de los dinosaurios-, especializado en comer pescado, lo que significa que competía con Titanoboa por la comida, una rivalidad que podría haberles llevado a brutales enfrentamientos. «Con seguridad, los ejemplares más jóvenes corrían riesgos con Titanoboa, pero los más grandes podrían haber sido demasiado para la serpiente», explica Alex Hasting, principal autor del estudio.

Supervivientes de la extinción

La nueva especie es un dirosáurido, comúnmente considerado un reptil del océano, pero los restos de nuevos especímenes adultos desafían las teorías anteriores de que estos animales solo entraban en ambientes de agua dulce como crías antes de volver al mar. Los fósiles demuestran que los dirosáuridos jugaron un importante papel en la zona.
Lo mismo que extinguió a los dinosaurios acabó con la mayoría de los cocodrilos que vivían en la época, pero los dirosáuridos, procedentes originalmente de África hace 75 millones de años y que cruzaron el Atlántico hasta llegar a Sudamérica, fueron uno de los pocos grupos que consiguieron salvarse. Para los investigadores, conocer cómo estos antiguos cocodrilos se desenvolvieron en esas áreas selváticas, donde la temperatura era más alta que la actual, y se arreglaron para sobrevivir a algunas catástrofes en las que otras especies sucumbieron supone encontrar claves que pueden ser importantes en el futuro. «Nos estamos enfrentando a algunos cambios ecológicos graves. Muchos de ellos tienen que ver con el clima. Si queremos entender cómo los seres vivos responderán a los cambios en el clima, tenemos que entender cómo lo hicieron en el pasado», señala el profesor de paleontología Christopher Brochu.